Incapacidad permanente y discapacidad por espondilitis anquilosante
Incapacidad permanente y discapacidad por espondilitis anquilosante

DISCAPACIDAD POR ESPONDILITIS ANQUILOSANTE e incapacidad permanente

Si padeces espondilitis anquilosante y quieres que se te reconozca un grado de discapacidad o una incapacidad permanente junto con su correspondiente pensión, en Fidelitis estudiaremos la viabilidad de tu caso y te asesoraremos durante todo el proceso.
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A continuación te mostramos un índice de contenido sobre la espondilitis anquilosante :

DEFINICIÓN: QUÉ ES LA ESPONDILITIS ANQUILOSANTE

Definición de Espondilitis AnquilosanteLa espondilitis anquilosante o anquilopoyética es una enfermedad reumática inflamatoria crónica que afecta fundamentalmente a las articulaciones de la columna vertebral y de las sacroilíacas, que tienden a soldarse entre sí, reduciendo de esta manera la movilidad de la columna. Esta fusión hace que la espina dorsal sea menos flexible, pudiendo incluso llegar a deformarse en una postura encorvada. Si las costillas se ven afectadas, también podría dificultar la respiración.

Esta patología se suele manifestar con fases de dolor lumbar que pueden afectar a toda la columna y a las articulaciones periféricas, ocasionando dolor en ambas, rigidez vertebral, pérdida de movilidad y deformidad articular progresiva. Asimismo, puede acompañarse de manifestaciones extraarticulares, como inflamación en los ojos o en las válvulas del corazón.

La progresión natural de la espondilitis lleva a un deterioro progresivo de la movilidad del paciente, llegando en estadios finales a una incapacidad importante. Es por ello que muy a menudo los afectados de espondilitis anquilosante ven truncadas sus aspiraciones profesionales a causa de la enfermedad.

La espondilitis anquilosante pertenece al grupo de las espondiloartropatías, que se caracterizan por ser seronegativas para el factor reumatoide, distinguiéndose así de la artritis reumatoide. Otras enfermedades pertenecientes a este grupo son el síndrome de Reiter, la artritis y espondilitis psoriásica, las espondiloartropatías juveniles, las artritis reactivas y la artritis y espondilitis enteropática.

Por lo general, la espondilitis anquilosante comienza entre los 20 y los 40 años, pero puede iniciarse antes de los 10 años. Afecta más a los hombres que a las mujeres (es de dos a tres veces más frecuente en varones).

El perfil tipo del paciente con espondilitis anquilosante corresponde al de un chico joven, habitualmente menor de 45 años, que presenta dolor lumbar o en nalgas de varios meses de duración.

En España medio millón de personas padece esta enfermedad reumatológica, la más frecuente de todas las espondiloartritis, y cada año se registran aproximadamente siete casos nuevos por cada 100.0000 habitantes. Sin embargo, el diagnóstico puede tardar hasta 8 o 9 años de media.

Incapacidad por espondiloartritis axial

Dentro de la familia de las espondiloartritis se encuentran tanto la espondiloartritis axial como la artritis psoriásica. La espondiloartritis axial afecta principalmente a la columna vertebral y a las articulaciones de la pelvis (sacroilíacas), e incluye la espondilitis anquilosante y la espondiloartritis axial no radiográfica.

Las personas con esta patología pueden presentar síntomas similares a la espondilitis anquilosante, incluyendo dolor crónico lumbar y pérdida funcional, aunque aún no manifiesten alteraciones radiográficas que indiquen un daño en la estructura ósea. Por este motivo el diagnóstico es más complejo y puede alargarse en el tiempo.

Se estima que entre el 5 y el 10% de los casos de espondiloartritis axial no radiográfica puede acabar derivando en una espondilitis anquilosante.

Cuando las reducciones anatómicas y las limitaciones funcionales son muy severas e inhabilitan al trabajador para el desarrollo de su actividad profesional, se puede obtener una incapacidad por espondiloartritis axial en grado de total para profesión habitual o absoluta.

Incapacidad permanente por enfermedad de Forestier o hiperostosis anquilosante

La hiperostosis esquelética idiopática difusa o DISH (más conocida como enfermedad de Forestier) es un endurecimiento óseo de los ligamentos en las áreas en las que éstos se adhieren a la columna vertebral, y que también puede afectar al cuello y a la región lumbar, y más raramente a los hombros, los codos, las rodillas y los talones.

Este trastorno no siempre provoca síntomas ni requiere tratamiento, pero puede ser progresiva, y a medida que empeora puede causar complicaciones graves.

Se trata de una enfermedad poco conocida, pero que es muy frecuente, pudiendo llegar a afectar al 25% de la población. Que sea una enfermedad con tanta prevalencia y semidesconocida es debido a que produce síntomas muy leves en la mayoría de los casos. Se da más en varones a partir de los 60 años.

La hiperostosis se produce por la acumulación de sales de calcio en los ligamentos y tendones y por el endurecimiento y crecimiento excesivo de los huesos.

Los síntomas más comunes incluyen rigidez, dolor de espalda, pérdida de la amplitud de movimientos e incluso dificultad para tragar o voz ronca (cuando está diseminada por el cuello).

La pérdida de la amplitud del movimiento en la articulación afectada es lo que puede justificar una incapacidad permanente en grado de total para la profesión habitual, cuando el oficio requiera de esfuerzos físicos continuados o de tareas de precisión.

CAUSAS DE LA ESPONDILITIS ANQUILOSANTE

La espondilitis anquilosante no tiene una causa específica conocida, aunque los factores genéticos explican muchos casos. En concreto, las personas que tienen un gen llamado HLA-B27 corren un riesgo mucho mayor de sufrir esta enfermedad. Sin embargo, sólo algunas personas con el gen desarrollan la afección.

Alrededor del 96% de personas que tienen espondilitis anquilosante han heredado el B27. No obstante, es importante reseñar que hay muchas más personas con el B27 que nunca llegan a desarrollar esta patología.

También se sabe que existe cierta relación entre la espondilitis y la Enfermedad de Crohn y la Colitis Ulcerosa. De hecho, la enfermedad inflamatoria intestinal es un factor de riesgo de padecer espondilitis independientemente del HLA-B27.

SÍNTOMAS DE LA ESPONDILITIS ANQUILOSANTE

Síntomas de Espondilitis AnquilosanteLos primeros síntomas de la espondilitis anquilosante suelen incluir dolor y rigidez en la parte baja de la espalda que empeora en la noche, en la mañana o después de un período de inactividad. Suele producir brotes sucesivos de dolor lumbar, con o sin síntomas de artritis (en hombros, caderas, rodillas o tobillos) o de inflamación en los puntos de unión de tendones y ligamentos al hueso. El dolor y la fatiga en el cuello también son comunes.

Durante las fases en las que la enfermedad remite, la persona afectada no presenta síntomas, pudiendo desempeñar con normalidad las actividades de la vida cotidiana. Únicamente aquellos pacientes cuyas articulaciones se hayan visto afectadas o que desarrollen anquilosis entre las vértebras pueden sufrir pérdidas más o menos graves de la función articular.

Otros síntomas asociados incluyen:

  • Expansión limitada del tórax, que en estadios avanzados puede provocar problemas respiratorios.
  • Encorvamiento crónico para aliviar los síntomas.
  • Inflamación ocular.
  • Daño en las válvulas cardiacas.
  • Desarrollo de una enfermedad inflamatoria intestinal que en algunos pacientes causa fiebre, fatiga, pérdida de peso y anemia.

La espondilitis anquilosante es una enfermedad de difícil diagnóstico durante su fase inicial, pues el dolor lumbar que refieren los pacientes es un síntoma frecuente e inespecífico.

TRATAMIENTO DE LA ESPONDILITIS ANQUILOSANTE

Tratamiento para Espondilitis AnquilosanteEl principal objetivo del tratamiento consiste en aliviar el dolor y la rigidez, así como en prevenir o retrasar las complicaciones y la deformidad de la columna vertebral. El tratamiento será tanto más efectivo cuanto antes se practique. Todavía no hay curación para la espondilitis, pero las diferentes medidas que se pueden adoptar son vitales para atenuar sus consecuencias.

Las formas de tratamiento de la espondilitis anquilosante pueden incluir:

  • Antiinflamatorios y analgésicos: para aliviar el dolor y reducir o suprimir la inflamación articular, lo cual redundará en una mejor calidad de vida del paciente, al tiempo que evitará que se produzcan molestias durante el descanso nocturno.
  • Terapia rehabilitadora: para las personas que padecen espondilitis anquilosante es fundamental realizar ejercicios físicos recomendados por el reumatólogo o el fisioterapeuta. Los ejercicios de rango de movimiento y estiramiento pueden ayudar a mantener la flexibilidad en las articulaciones y preservar una buena postura. Las posiciones adecuadas para dormir y caminar y los ejercicios abdominales y de espalda ayudan a mantener la postura erguida. Debido a que la enfermedad suele provocar una deformación de la columna vertebral es conveniente que el paciente practique deportes que fortalezcan la espalda. Uno de los mejores ejercicios para ello es la natación.
  • Cirugía: sólo en algunas ocasiones, cuando las articulaciones están muy dañadas y se ha perdido la movilidad, es necesaria la intervención quirúrgica.

ÚLTIMOS AVANCES EN ESPONDILITIS ANQUILOSANTE

Las novedades médicas y científicas en el estudio de la espondilitis están en plena ebullición. La irrupción de la resonancia magnética y el uso de las terapias biológicas han supuesto una auténtica revolución en el manejo y en el pronóstico de estos pacientes. En este sentido, los nuevos sistemas de imagen por Resonancia Magnética Nuclear, que hacen posible ver cualquier lesión inflamatoria que presente un hueso, un tejido o una articulación, representan un importante avance en la detección y en el mejor control de la evolución de la enfermedad reumática, sobre todo en el caso de la espondiloartritis.

En cuanto al tratamiento, cuando los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos son insuficientes, se está probando con bloqueadores del factor de necrosis tumoral, que apuntan a una proteína celular que causa inflamación en el cuerpo: la interleucina-17 (IL-17, por sus siglas en inglés), que juega un importante papel en las defensas del cuerpo contra la infección y en la inflamación. Los bloqueadores del factor de necrosis tumoral interfieren en esta proteína para ayudar a reducir el dolor, la rigidez y la sensibilidad o las articulaciones inflamadas. Se administran inyectando el medicamento debajo de la piel o a través de una vía intravenosa.

Los cinco bloqueadores del factor de necrosis tumoral aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos son: adalimumab, certolizumab pegol, etanercept, golimumab e infliximab, y los inhibidores de la interleucina-17 son secukinumab e ixekizumab.

El futuro promete nuevos avances terapéuticos que ampliarán las expectativas de mejora en el cuidado de las personas afectadas por espondilitis anquilosante.

ASESORAMIENTO JURÍDICO Y LEGAL

Asesoramiento jurídico sobre Espondilitis Anquilosante¿Sabes que tal vez podrías obtener una discapacidad por espondilitis anquilosante, una incapacidad permanente o un grado de dependencia? En Fidelitis queremos ayudarte a resolver tus dudas en materia jurídica y legal.

¿Qué tipo de incapacidad laboral puedo conseguir si padezco espondilitis anquilosante?

Como cualquier enfermedad, lo que determina el tipo de incapacidad laboral es cómo afectan las secuelas a tu capacidad para trabajar.

Actualmente se han obtenido sentencias favorables de incapacidad laboral por espondilitis anquilosante. Cuando el INSS ha concedido la incapacidad, la mayoría de las veces ha consistido en una incapacidad permanente total para la profesión habitual, y en algunos casos una incapacidad permanente absoluta. También es verdad que, en multitud de ocasiones, la espondilitis suele venir acompañada de otras patologías que pueden agravar el estado de salud de la persona afectada, alcanzando una Gran Invalidez. Es por ello que es posible obtener la dependencia o una pensión por incapacidad laboral en cualquiera de sus grados si además de la espondilitis concurren otras patologías.

Si tengo ya concedida una incapacidad laboral en grado de total o absoluta por espondilitis anquilosante desde hace tiempo, ¿puedo solicitar ahora una absoluta o una gran invalidez?

Si ha existido algún tipo de agravamiento de las secuelas de la espondilitis anquilosante o has desarrollado una nueva patología, puedes solicitar una revisión de grado por agravamiento para obtener la absoluta o la gran invalidez, de modo que tu pensión se vería incrementada sensiblemente.

¿Cuánto puedo llegar a cobrar con una incapacidad laboral por espondilitis anquilosante?

El importe de la pensión depende del grado de incapacidad laboral que obtengas. Si se trata de una total el cálculo se realiza sobre las bases de cotización de los últimos 8 años y, por ejemplo, si tu salario bruto ha sido de 1.500 euros al mes de media, entonces cobrarás una pensión del 55% de los 1.500 euros; es decir, 825 euros brutos, y del 75%, es decir, 1.125 euros brutos, a partir de los 55 años si no estás trabajando en otro empleo que sea compatible con la pensión.

Si se trata de una absoluta el cálculo se realiza igual que en el caso anterior, así que con el mismo ejemplo de salario entonces cobrarás una pensión de 1.500 euros netos ya que no está sujeta a retención.

En el caso de obtener una gran invalidez, además del importe de la absoluta, cobrarás un complemento de mínimo el 45% y hasta un 90% aproximadamente. Es decir, si nos fijamos en el ejemplo anterior, una persona que haya estado cotizando de forma estable en base a 1.500 euros puede llegar a cobrar una pensión de mínimo 2.175 euros y hasta aproximadamente 2.850 euros.

Además, si una persona ha estado cotizando las bases máximas de cotización, las pensiones por gran invalidez pueden superar incluso los 4.500 euros, ya que, aunque la pensión máxima para 2024 es de 3.181,60 euros netos, el complemento de gran invalidez se calcula sobre la base de cotización, así que podemos obtener pensiones de un altísimo valor económico para una gran invalidez y, por supuesto, tampoco están sujetas a retenciones.

¿Qué grado de discapacidad me corresponde si sufro espondilitis anquilosante?

En el caso del grado de discapacidad, lo que se mide es cómo te afectan las secuelas de la enfermedad a todos los aspectos de tu vida diaria, desde que te levantas hasta que te acuestas, incluidas tus relaciones laborales, sociales, familiares, etc.

En este caso dependerá del grado de avance de la enfermedad y de sus secuelas, pero lo normal es que con un grado de afectación moderada se pueda obtener el mínimo del 33%, y en los casos más graves, cuando además de la espondilitis concurren otras patologías, se supere el 65%.

Nuestros abogados especialistas en discapacidad te asesorarán sobre cualquier duda legal que te pueda surgir.

Teniendo espondilitis anquilosante, ¿puedo obtener la dependencia y en qué grado?

La dependencia mide cómo afectan las secuelas de la enfermedad a la realización de los actos básicos de tu vida diaria: higiene, alimentación, desplazamiento, etc., así que, en los casos avanzados de la patología, cuando ataca a varios órganos o gravemente a alguno de ellos, se puede obtener cualquiera de los 3 grados de dependencia; esto es, dependencia moderada, severa o gran dependencia.

¿Estoy obligado a informar a mi empresa de que he solicitado la incapacidad laboral a causa de la espondilitis anquilosante que padezco? ¿Se pueden enterar?

No, la empresa no se va a enterar de que estás tramitando la incapacidad laboral, excepto que tú mismo se lo digas y, por supuesto, no estás obligado a informar de que la estás solicitando. Es una información absolutamente confidencial.

¿Puedo solicitar la incapacidad laboral debido a la espondilitis anquilosante si estoy trabajando o tengo que esperar a estar de baja y agotar los 18 meses?

No es obligatorio esperar a agotar los plazos de la baja médica para solicitar la incapacidad laboral; es más, es preferible no esperar a agotarlos, ya que de esta manera, si la solicitud la haces tú sin esperar a que la inspección intervenga, serás tú mismo quien tenga el control de tu expediente sabiendo en cada momento qué documentos quieres presentar en la solicitud, etc.

Lo que sí es siempre recomendable es que estés muy bien informado de los pasos a seguir y qué documentos te favorecen y cuáles no y, a ser posible, que te pongas en manos de abogados especialistas en incapacidad laboral permanente.

Si estoy jubilado por coeficientes reductores, ¿puedo solicitar la incapacidad laboral por espondilitis anquilosante?

Sí. Si aún no has cumplido los 65 años, puedes solicitarla, y además están en la obligación de dártela y, por lo tanto, lo normal es que obtengas una pensión superior a la que estás cobrando actualmente.

En el caso de haber superado los 65 años de edad se podría intentar, pero el caso se complica y habrá que acudir con absoluta seguridad a los tribunales de justicia siempre que podamos demostrar que el hecho causante es anterior a la edad legal de jubilación.

Gracias a una reciente sentencia ganada por Fidelitis en el Tribunal Constitucional se ha conseguido garantizar este derecho, de tal manera que aunque estés jubilado por coeficientes reductores, si no has alcanzado la edad legal de jubilación, puedes solicitar una incapacidad permanente.

Es preciso señalar que tanto la Seguridad Social como los Juzgados de primera instancia del TSJ y del Tribunal Supremo querían cercenar este derecho, pero nuestra lucha y nuestro compromiso en lo que creemos hizo que llegáramos hasta el Tribunal Constitucional, momento en el que nos dieron la razón.

Aquí tienes más información sobre jubilación anticipada por enfermedad crónica.

¿Están obligados a adaptar mi puesto de trabajo si estoy afectado de espondilitis anquilosante y lo comunico en mi empresa?

El Real Decreto de marzo de 2019 trata sobre la adaptación del puesto de trabajo e insta a hacer un esfuerzo para que las personas que sufren una determinada enfermedad (en este caso, espondilitis anquilosante) traten de obtener mejoras en sus puestos de trabajo en términos de flexibilidad horaria, teletrabajo, adquisición de herramientas tecnológicas, mayor luminosidad, etc., pero la realidad es que se trata de un traje a medida para cada trabajador y empresa.

En estas circunstancias se abre un espacio de negociación con el empresario que debe demostrar que ha realizado sus máximos esfuerzos para realizar dicha adaptación, pero no significa que para ello deba hipotecar, por ejemplo, su viabilidad financiera.

Por este motivo, lo mejor es hacer un análisis pormenorizado de las necesidades y de las posibilidades de la empresa para tratar de llegar al mejor escenario posible para el empleado acorde con las posibilidades de la empresa.

Si padezco espondilitis anquilosante, ¿puedo compatibilizar una pensión por incapacidad laboral con un trabajo?

La Ley General de la Seguridad Social dice exactamente que puedes hacerlo siempre y cuando tu nuevo trabajo esté especialmente adaptado a las secuelas de tu enfermedad.

Si tienes una total no hay problema. Lo único que no puedes hacer es desarrollar las mismas tareas que hacías en el trabajo que desarrollabas cuando te dieron la incapacidad laboral.

Pero en el caso de la absoluta o la gran invalidez, la experiencia nos dice que puedes hacerlo únicamente en centros especiales de empleo que, efectivamente, cumplan con estos requisitos y, además, realizando obviamente los trámites adecuados ante la Administración para compatibilizar pensión por incapacidad laboral y nuevo empleo.

¿Qué pasa si soy discriminado por mi espondilitis anquilosante? ¿Puedo denunciarlo?, ¿cómo debería hacerlo?

Claro que puedes denunciarlo. Además, debes hacerlo para tratar de que no les suceda a otros en el futuro. Dependiendo del tipo de discriminación a la que hayas sido sometido, el procedimiento y el organismo es diferente, desde Instituciones Públicas como Ayuntamientos, Comunidades Autónomas, etc., pasando obviamente por llevar al infractor ante los tribunales de justicia.

¿Qué hago si me están acosando en mi trabajo para que me vaya al haberse enterado de que tengo espondilitis anquilosante?

El acoso laboral es otro tipo de discriminación que, además, dependiendo del grado, puede incluso estar tipificada como delito penal.

Lo primero que debes hacer es documentar el acoso con todo el material del que dispongas (emails, grabaciones, testimonios, etc.) para, a continuación, ponerlo en manos de un abogado especialista en acoso laboral que te ayude a poner fin al hostigamiento y te proteja dentro de tu entorno laboral.

Tribunal Médico por espondilitis anquilosante

Si el INSS te ha citado para el Tribunal Médico y es tu primera vez, es muy probable que te sientas inseguro y nervioso. Para que sepas en qué consiste y qué actitud es mejor adoptar, te recomendamos leer este post donde te damos varios consejos para pasar un Tribunal Médico por espondilitis anquilosante.

Lo más importante es que acudas con todos tus informes médicos bien preparados y aprendidos, que respondas a todas las preguntas que te haga el médico evaluador y que seas honesto y coherente con tu enfermedad, sin ocultar la gravedad de tus síntomas, pero sin tampoco exagerarlos.

Ten presente que, tratándose una patología física, es casi seguro que el valorador médico te pedirá realizar algunos movimientos corporales, algo a lo que no deberías negarte.

El Tribunal Médico valorará las limitaciones funcionales derivadas de esta enfermedad reumática y si los tratamientos y terapias rehabilitadoras no te han provocado ninguna mejoría, así como si en tu caso fue necesario recurrir a la cirugía.

ASOCIACIONES CON LAS QUE COLABORAMOS

En Fidelitis colaboramos y prestamos cobertura jurídica a las principales asociaciones españolas de espondilitis.

Si necesitas ayuda o quieres que intercedamos por ti, contacta con nosotros en consultas@fidelitis.es facilitándonos tus datos personales y tu localidad.

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