De nuevo hemos conseguido que una paciente con diferentes patologías obtenga una pensión de Incapacidad Permanente en grado de Absoluta. Esta persona presentaba diversos y graves problemas visuales, de incontinencia, crisis epilépticas y problemas óseos, aunque sus demandas para conseguir la incapacidad absoluta fueron anteriormente desestimadas a través de otros despachos no especializados.
La paciente estaba afectada de una incapacidad permanente total para su profesión habitual de camarera derivada de enfermedad común, hasta la intervención de Fidelitis.
El cuadro que presentaba en un primer momento constaba de: TEP (Tromboembolismo Pulmonar), TAS (Tensión Arterial Sistólica), TVP (Trombosis Venosa Profunda) y LES (Lupus Eritematoso Sistémico), al que se suman muchas otras complicaciones que se ven agravadas con el tiempo y que provocan que la cliente de Fidelitis se enfrente a grandes dificultades en su vida diaria.
En este caso, no solamente entra en juego el componente físico, sino también anímico de la afectada, que no hemos pasado desapercibido y reconocemos a su vez como daño.
En junio de 2017 se percibe una progresión leve de lesión ósea insuflante en rama isquiopubiana derecha altamente sospechosa de metástasis, dado el antecedente oncológico. Así pues, la paciente queda limitada para la bipedestación y marcha prolongada, para tareas de medianos esfuerzos, o para tareas de riesgo de golpes o lesiones.
Para que pueda darse lugar a una revisión del grado de invalidez reconocido, Fidelitis señaló, no sólo un cambio en el cuadro médico del beneficiario, sino que éste era de tal entidad que debía determinar un cambio en la calificación. A estos requisitos se destaca el que las enfermedades sean definitivas y no susceptibles de tratamiento.
Señalamos que las posibilidades terapéuticas dependerían de la evolución, pero como se pudo apreciar por los últimos informes, la evolución, lejos de mejorar su estado, lo que evidenciaba era un empeoramiento considerable.
“Con incontinencia urinaria, fecal, crisis epilépticas, dolor en la cadera, una posible metástasis ósea (en cualquier caso dolor óseo en la zona isquiopubiana), lupus eritematoso, afectación de la visión e hipoacusia en OD, resulta difícil imaginar un trabajo en el que la persona pueda rendir mínimamente, puesto que, lo que no le impidan sus lesiones estabilizadas como permanecer de pie, caminar o tareas de esfuerzo, se lo impedirá el tratamiento. Basta examinar el importante número de visitas médicas para tratar enfermedades graves que constan en el ramo de prueba de la parte afectada”, defienden los expertos de Fidelitis.
En definitiva, queda admitido que la cliente no tiene posibilidad de incorporarse al mundo laboral con un mínimo de capacidad de ganancia y por ello debe estimarse su reclamación.
Así pues, el juzgado declaró a la persona afectada de una incapacidad permanente absoluta con derecho a percibir una pensión igual al 100 % de su base reguladora más mejoras y revalorizaciones, condenando a la parte demandada a hacerla efectiva debiendo realizarse las regularizaciones oportunas.